Franz Kraus: «Los payeses de Mallorca son los jardineros del turismo»

Franz Kraus

Entrevista a Franz Kraus, gerente de Sa Fàbrica de Gelats y Fet a Sóller

Franz Kraus llegó a Sóller en la década de los 90. Abrió “Sa Fàbrica de Gelats” con dos empleados y dos años después creó “Fet a Sóller” que en la actualidad genera entre 60 y 70 empleos directos y 100 indirectos.

Franz cursó sus estudios en EE UU y Alemania, al terminar su carrera trabajó de gerente en una multinacional de alimentación. Posteriormente se instaló en Sóller para trabajar como consultor de proyectos de marketing para empresas europeas, que tras un tiempo abandonó para crear las fábricas alimenticias. En esta entrevista, el Sr. Kraus nos cuenta sus inicios, proyectos y por qué Fet a Sóller se ha convertido en una exitosa empresa sin precedentes que destaca lo mejor del campo mallorquín.

– Sr. Kraus, ¿qué tiene Sóller de especial? ¿Por qué dejó su Alemania natal?

– Cuando tomé la decisión de mudarme a Mallorca tenía bastante éxito en la industria de la alimentación en Alemania. Siempre tuve claro que algún día tendría mi propio negocio. Llegué a Mallorca porque conocí a mi esposa y decidimos quedarnos aquí. Además me considero latino, por ello me encuentro mejor en el sur de Europa que en el norte. Hace 26 años que estoy aquí, la forma de vida de aquí me sienta muy bien.

– ¿Cómo han sido sus inicios en Sóller en el mundo empresarial en plena Serra de Tramuntana?

– Con mucho ‘plomo en los pies’. Desde que llegué he evaluado el potencial de Sóller, lo que da la naturaleza como riqueza, y qué podemos hacer. Al principio estuve 7 años trabajando como consultor para la industria agro-alimentaria en Europa. En 1994, junto con mi esposa creamos Sa Fàbrica de Gelats y en 1996 Fet a Sóller. Empecé solo, pero actualmente cuento con socios porque el negocio ya es demasiado grande.

– ¿Por qué se inició en el sector de los helados?

– Empecé en Mallorca por dos razones. La primera porque encontré un nicho en el campo de los helados y la segunda, porque yo mismo, además de ser economista, soy heladero. Todo lo que sé de los helados lo aprendí en mi Alemania natal, pues durante mis estudios trabajé como heladero.

– ¿Cómo surge Fet a Sóller?

– Fet a Sóller es un comercializador de productos autóctonos de Sóller pero a nivel europeo. Ha nacido como un concepto para crear productos alimenticios, no sólo helados, porque el helado es un alimento que, como el vino, no es imprescindible, pero tiene su nicho de mercado. El mundo de los helados en los años 90 era un desastre en el tema de la calidad, por supuesto con excepciones y por ello he comenzado a trabajar con las dos marcas, teniendo que dejar, por supuesto, mi trabajo de consultor. Actualmente tenemos a 70 personas que trabajan con nosotros y que están en nómina, además de disponer de convenios con varias empresas -cooperativas- de Sóller, el Consell, talleres ocupacionales, pequeños fabricantes y agricultores. En resumen, te diría que casi somos en total de 150 personas trabajando para la empresa.

– ¿Cómo surge su relación con Bufete Buades?

– Yo diría que por casualidad. Juan Buades estuvo de moderador durante una mesa de debate en el Círculo de Economía de Mallorca. Allí coincidimos y recuerdo que me dijo que estaba sorprendido de conocer a alemanes que se salieran del estereotipo habitual de los que normalmente se conocen en la isla.

– ¿A qué atribuye el éxito de su empresa?

– Ninguna empresa nueva, excepto que tengas una con una idea única en el mundo, como Google, puede llegar a una meta por sí sola. Pienso que para que una empresa tenga éxito lo importante es la constancia, el conocimiento y la humildad de llegar a una meta. No somos los creadores los únicos que tenemos éxito, también sus empleados y muchas personas. Es como en el fútbol, necesitas un equipo válido para avanzar con el concepto. Por otro lado, creo que el potencial que en este caso tenía Sóller, un poco olvidado durante la fase oscura de España, y por falta de nuevos caminos, hizo que fijara mi meta en involucrar a todo el pueblo para el proyecto, porque el conocimiento estaba aquí, pero faltaba un nuevo impulso para llevarlo a cabo. Al principio tenía que convencer a la gente para que me creyese, pero lo he demostrado sobre todo porque soy cumplidor, y en la sociedad es importantísimo que la gente sea cumplidora. Pienso que cualquier empresario tiene que crear puestos de trabajo y nosotros en los últimos años hemos creado unos 50 empleos en un pueblo como Sóller. Aquí no trabaja ningún mallorquín, solo sollerics, porque en Sóller somos los que estamos tras de las montañas de Mallorca: tenemos que pagar el túnel más caro del mundo y esto es como una frontera. Lamentablemente ningún partido de los que ha gobernado ha sido capaz de liberarnos de esta frontera. Ahora parece que el gobierno actual de Francina Armengol nos va a liberar, dándonos acceso libre al resto de Mallorca, facilitándonos una manera normal de transitar para que podamos crecer y contratar empleados del resto de Mallorca.

"En Sóller somos los que estamos tras las montañas de Mallorca: pagamos el túnel más caro del mundo"

¿Qué ventaja tiene su empresa respecto a otras multinacionales y qué supone competir con ellas?

– En nuestro caso somos un grupo de empresas alimenticias. Personalmente tengo una filosofía: un alimento es un producto que ayuda al cuerpo a sobrevivir en la vida y no un producto para llenar el estómago. Las multinacionales quieren llenar el estómago y su bolsillo. Quiero decir que la alimentación es la primera medicina que estamos tomando cada día. Nosotros estamos enseñando a nuestra clientela para que tenga siempre esto en cuenta y recuerde que el alimento es la primera medicina que administramos a nuestro cuerpo, y cualquier cosa que comamos tiene que ayudar al cuerpo para su funcionamiento, es muy fácil. Un ejemplo de ello son las mermeladas que se fabrican y venden en los supermercados: llevan conservantes de ácido cítrico, pura química, mientras que nosotros lo hacemos por el camino más complicado porque utilizamos ingredientes naturales como el zumo de limón mascado. La otra diferencia es que las multinacionales tienen más poder económico, pero en Fet a Sóller tenemos el apoyo de los proveedores porque nos entienden como el salvador de su economía. En nuestro caso, hacemos planificación a largo plazo, durante años, para que un agricultor pueda planificar con tiempo los ingresos fijos con su cosecha. Él sabe antes de la cosecha el volumen y el precio que puede ganar. El precio que pagamos nosotros es más alto que en el campo de Valencia, por ejemplo. Nosotros lo hacemos porque hay una política detrás que es la de recuperar y defender el campo mallorquín para que pueda tener un valor añadido para el turismo, porque sin su funcionamiento no hay turismo. Los payeses de Mallorca son los jardineros del turismo, nuestra idea es ser más productivos, podemos sobrevivir dentro del turismo también con calidad. La palabra calidad es muy elástica, todo el mundo habla de ella, ¿pero qué es?. Nuestra calidad es tener un producto que sea apto para el cuerpo, no químico, esto es calidad. Si cumplimos la expectativa del consumidor gracias a su sabor, entonces tenemos una calidad perfecta. La calidad puede ser pobre, por ejemplo, cuando se trata de un producto prefabricado que metes en el cuerpo, eso es calidad pobre, pues solo sirve para llenar el estómago y después aparecen las enfermedades. Casi el 95% de los helados de limón de las multinacionales nunca en su vida han visto un limón, solo han visto ácido cítrico. En nuestra empresa está prohibido utilizar ácido cítrico, cuando vendemos helado de limón, es solo de limón.

– ¿Qué consejo le daría a alguien que quiera emprender en Mallorca? ¿Cómo se cocina una fórmula de éxito?

– Yo no soy quién para dar consejos, pero si alguien me pregunta, creo que lo primero que hay que tener es humildad. En segundo lugar, antes de abrir la boca y decir “en mi país se hacen las cosas de tal manera”, lo que hay que hacer es ver las cosas primero aquí y valorar la manera diferente de Mallorca. Y cuando esta persona ha conocido y se ha acercado a la sociedad es cuando se aprende de verdad. Los guetos no son buenos, sabemos que la vida mallorquina es complicada pero hay que hacer un esfuerzo por conocerla y después de ello aconsejaría invertir. Mallorca no es el tercer mundo, estamos en Europa.

En la actualidad, tener un cliente es poseer un tesoro, ¿dónde está la clave para conservarlo?

– Un cliente siempre es un valor pero la cuestión es quién tiene acceso al cliente. Las empresas tienen que trabajar con el cliente a la misma altura. Hay que ser honesto, decir la verdad porque si dices mentiras el cliente se acaba enterando. Hoy nosotros trabajamos de la mano de Internet para la exportación internacional. El 50% de las ventas directas sobre nuestra clientela, quiero decir que todos los que piensan que se puede trabajar con plataformas como Amazon se equivocan, porque no tienen acceso al cliente final, puesto que quien lo gestiona es Amazon y siempre vive con el temor de que puede perderlo. Es imprescindible para cualquier negocio tener el acceso directo al comprador, saber cuándo un cliente está contento o no y qué le hace estarlo o no. Otra cosa que es importante para cualquier empresa es la investigación y la renovación constante para seguir evolucionando.

"Es imprescindible para cualquier negocio tener acceso directo al comprador"

– En una empresa con tanta trayectoria, seguramente ha habido momentos buenos y malos, ¿qué nos puede explicar sobre ellos? 

– Un 99% de los empresarios, sobre todo en los inicios de los primeros 10 años tienen que calcular que su idea no funcionará. Tienen que tener plan B o C que sea capaz de cambiar la estrategia cuando la cosa va mal. La cuestión es saber si sobrevives o no. La supervivencia en sí es un éxito. Para mucha gente el dinero es éxito, pero eso es gratificación. A lo mejor consigues ganar más que otros pero realmente el éxito es sobrevivir y ser capaz de crecer en los mercados en los que casi todo existe. Internet es una cosa nueva de hace 15 años más o menos, pero para mí es como un lápiz: no sirve para vender, es una calle, es un medio, una herramienta, pero las ideas y las creaciones de los mercados las tenemos que hacer los humanos.

– Sr. Kraus, ¿cuáles son sus retos para el futuro empezando por 2016?

– Nosotros tenemos un plan a cinco años vista, cada año agregamos uno nuevo al plan de futuro. Es continuo, nuestra meta para este año es construir la central de nuestra empresa. Invertimos dinero para tener una infraestructura digna como base para el negocio del futuro, situada en un pueblo de Sóller con un túnel liberado que deje de ser una frontera. Fet a Sóller es una empresa sollerica porque nuestros empleados viven aquí, pero somos una empresa mallorquina en un mercado internacional. Un 50% de las ventas vienen de la Unión Europea y el 50% de las Illes Balears. Nuestra meta es crecer con calidad, hacer buenos alimentos para el cuerpo para aquellos que tengan ganas de disfrutar realmente de la dieta Mediterránea.

"El éxito es sobrevivir y ser capaz de crecer en los mercados en los que casi todo existe"

– ¿Es rentable invertir y crear un negocio en Sóller?

– Sóller, junto con Palma, es el pueblo más histórico y más bonito de la isla gracias a los sollerics que desde hace 150 años, con su espíritu, han ido creando fortunas en el extranjero y las han invertido en la belleza de su pueblo. ¿Qué pueblo puede contar con un tren, arquitectura modernista tan concentrada, con ese espíritu de artista, siendo ademásalgo alocados, diferentes, internacionales y liberales? Así son los sollerics. Pero al mismo tiempo es complicado vivir tras las montañas con un clima diferente y tener la capacidad intelectual de hablar lenguas diferentes como el mallorquín de aquí, castellano… son cosas que no se pueden imitar. El que quiera invertir aquí tiene que pensar de qué manera va a a hacerlo, en plan neocapitalismo, capitalismo social o economía del bienestar y pensando también con ilusión. En mi caso, todo lo hago con corazón, no entiendo el éxito sin corazón. Es la alegría más grande. Yo recomiendo a los que quieran invertir en Sóller que lo hagan con humildad y con pies de plomo. Sobre todo aprendiendo la lengua, que es lo mismo que están pidiendo los países del norte a los inmigrantes que recién llegan. Aquí hay que aprender la lengua. Yo hablo la lengua, aunque sea con algunos fallos, pero cada día mejor. Hay que tener interés en el idioma propio, ser capaz de comunicarse, porque si solo comunicas en inglés o en alemán pierdes la riqueza cultural de la población de aquí y nunca van a encontrar el agradecimiento de los mallorquines.